Sonntag, 11. Oktober 2015

Majeaux Mará. Cita #32: El final

Habíamos quedado Majeaux y yo en vernos hoy en Céntrika a la una de la tarde. Ella asistiría por la mañana a su clase de bellydance con [Elisa]. Anoche no terminé de escribirle la carta que tenía pensado entregarle, así que hoy por la mañana me senté a finalizar mis palabras que expresaban mis pensamientos, sentimientos, deseos y mi amor por ella.

Ya teníamos dos semanas de no vernos. Nuestra comunicación parecía estar cada vez más fría. Ella casi ya no me buscaba, aunque sí me contestaba brevemente mis mensajes. El fin de semana anterior hubo un gran lapso de tiempo en que no supe nada de ella, así tal cual. ¡Veinticuatro horas sin saber de ella! Aquella vez esperé a que ella me buscara. Finalmente lo hizo y platicamos normalmente.

Ella ha estado estas últimas semanas muy ocupada por su trabajo, laborando casi doce horas, incluyendo los fines de semana. Además, a principios del mes pasado se cumplió el aniversario del fallecimiento de su mamá. Y justamente días después tuvimos una discusión por WhatsApp a partir de la cual todo se derrumbó.

Yo había mostrado mis miedos y prejuicios hacia sus actividades de la New Age (yoga, programación neurolingüística, tarot, el zodiaco y otros tantos temas). Ella siempre se mostró madura, tranquila, en paz. Yo me mostré débil, inmaduro, egoísta, intolerante. ¡Cómo no se iba a molestar! Pero lamentablemente, ella quedó herida.

Ambos nos guardamos las cosas. Yo más que ella. En parte por no querer molestarla o hacerla sentir mal. A parte a mí se me dificulta hablar, por lo que solía expresarme mucho de manera escrita, ya fuese por cartas, email, mensajería de WhatsApp o Facebook. Ella se expresaba conmigo cuando ya no aguantaba más. Y al parecer aguantó mucho.

Le avisé con tiempo que llegaría cerca de la una y cuarto. Me tardé en terminar la carta y otros detalles que tenía pensado regalarle, por eso salí más tarde de la casa, casi al cuarto a la una. Ella me contestó que ahí me esperaba. Llegó temprano.

Traía mi jersey morado de Magic Johnson, con el número 32 y el logotipo de los Lakers. Hoy, efectivamente, era nuestra trigésima segunda cita juntos. Recordemos que fue en la novena cita cuando iniciamos ella y yo nuestro noviazgo. Quería al menos llevar algún símbolo para recordar esta fecha.

Arribé a Céntrika poco antes de la una y media. Al entrar por el área de las comidas tomé el celular y le llamé. Me encaminaba hacia el Wal-Mart cuando no tardamos ni dos minutos en encontrarnos. Se hallaba sentada en una banca. Me acerqué a saludarla, esperando un beso en la boca. Sus labios se dirigieron deliberadamente hacia mi mejilla derecha. Reconocí esta señal. No dije nada, pero me desagradó este acto.

Le pregunté entonces desde qué horas se encontraba en Céntrika. Me dijo que tenía casi una hora, pues salió temprano de su clase de bellydance. Le pregunté que cómo le había ido. Me decía que tuvo dificultades al realizar ciertos pasos. Falta de práctica. Ha estado Majeaux muy ocupada y por su trabajo a dejado de hacer cosas que a ella le gustan.

Ya en la área de comidas me dijo que quería comida corrida, lo cual se traducía a algún platillo de Buchakas. Así que caminamos todo el perímetro de los mostradores de cada franquicia hasta llegar a lo que ella quería. Pedimos de comer y seguimos platicando brevemente del trabajo.

Me dijo que posiblemente tendría que seguir trabajando desde su casa para resolver problemas de su trabajo. Ella y sus compañeros se encargan del diseño y funcionamiento de la página web de Banorte. Yo le platiqué de mi día laboral anterior, el cual consistió en seguir traduciendo, revisando y corrigiendo los archivos de los métodos analíticos de Procter & Gamble, además de convivir incómodamente con mi compañera [Melissa].

Tras varios minutos nos entregaron nuestra comida. Ella había pedido pollo en mole con arroz y calabaza. Yo pedí filete de pescado con arroz y puré de papa. Ella terminó su comida antes que yo. Yo, a pesar de que tenía algo de hambre, comí lento. Normalmente como más rápido. Hacía como tres horas había almorzado en mi hogar. Pero me sorprendía que tuviera hambre, aunque fuese poca.

Seguimos conversando de nuestras familias y actividades. Le pregunté qué película le gustaría ver. Ella mencionó la de "Practicante de moda" (The Intern, con  Anne Hathaway y Robert de Niro), mencionando "Dicen que está buena". También incluyó las de "Peter Pan" y la de "Hotel Transilvania 2". Me pareció buena idea la de The Intern, pero igual esperaba a que más tarde ella escogiera.

Yo le decía que la verdad no sabía qué otras películas se estaban presentando, y ella dijo, "Yo ya ni sé qué día es, ..." y continuó mostrando una cierta molestia o desánimo. Y la entiendo perfectamente. Comprendo por lo que ha estado pasando. Le dije que si nos íbamos yendo hacia el cine. Asintió y tomamos los platos y vasos y los desechamos.

Cuando nos fuimos del área de comidas le presenté mi mano izquierda para poder tomar su mano derecha. Ella no me respondió el gesto y entonces decidí meter mis manos a los bolsillos del pantalón. Ella hizo lo mismo. Le compré un chicle. A mí ya no se me antojaba nada.

Ya a un tercio del camino para llegar al cine le pregunté que si estaba molesta.  Ella inicialmente dijo que no, solo que estaba muy estresada por el trabajo y muy cansada. Y como yo ya había hecho la gran primera pregunta, no quise perder el hilo y entonces comencé a desarrollar lo que sería el prólogo nuestro desenlace.

Proseguí pidiéndole perdón porque la vez pasada que nos vimos (dos semanas atrás) me quedé muy callado cuando ella me preguntó que cómo me sentía. Yo le había dicho que "Bien", aunque me quedaba quieto, sin decir más. Ese día mi mente pensaba muchas cosas pero mis labios no podían pronunciar nada más. Al final le dije que la extrañaba mucho y que la quería demasiado. Le pedí perdón esa vez. Le expresé lo mucho que me gustan los detalles que al parecer ella ya no estaba teniendo conmigo. Eso fue lo poco que le pude expresar hace dos domingos.

Ahora le reafirmaba mi respuesta. Me disculpé nuevamente porque siempre he batallado para expresarme frente a frente. Hace años que no tenía una novia. No salgo mucho y no suelo frecuentar a mis amigos. Yo sabía muy bien que ella se desesperaba conmigo por estas cosas. Yo le pedía paciencia. Ella comenzaba a enfurecerse. Lamentablemente, aquí fue donde comenzó el auge de su ira.

Comencé a ver a una Majeaux Mará harta, furiosa. Se le notaba en los ojos. Comenzaba a tener movimientos bruscos. Me apuntó en varios momentos con el dedo. Yo solo me retraía, me quería alejar. Aún así la veía a los ojos. Yo quería llorar. Era una lucha contra mis errores. Errores que al parecer ella no perdonó. Errores que yo estaba dispuesto a enmendarlos.

Me dijo de varios detalles que le molestaron. Cosas que nunca pensé que podrían ser razones para considerar abandonar una relación. Cosas tan simples como no ser caballeroso (aunque fuese sin tener la intención de no serlo). Ella dijo que ya no se sentía a gusto, que no sabía si ésto (nuestra relación) era lo que ella quería para ella. Siempre sentí como si la relación fuese para ella y no para ambos.

Fue entonces que le pregunté "¿Y qué hacemos entonces? ¿Qué quieres hacer? ¿Quieres tomarte un tiempo, que ya no nos hablemos? ¿O quieres tomar una decisión?" Ella seguía indecisa. "¿Quieres terminar la relación?", le pregunté, proponiéndole al parecer la mejor opción. Ella asintió. "Pues que así sea. Con que uno ya no quiera...", y seguí diciendo cosas ya sin poder pensar mucho.

De todas formas nos agradecimos el tiempo y los momentos buenos. Le comenté que a pesar de todo, pasé muy bonitas cosas a lado de ella. Ella ya no me dijo gran cosa. Le dije que le echara muchas ganas al trabajo, que se cuidara mucho. Que ella merece lo mejor. Nos abrazamos una o dos veces más.

Yo no quería terminar la relación. Pero ella ya no aguantaba. Ella fue la primera en rendirse. ¿Acaso fui tan malo? ¿Acaso fui la peor persona del mundo? Reconozco que debo de trabajar en mi madurez emocional, en ser un hombre más seguro, más firme, más caballeroso, más flexible, respetuoso y tolerante.

Pero no puedo negarlo, yo deseo una mujer que sea, preferentemente, una católica practicante. Que ame a Dios sobre todas las cosas. Que sepa reconocer sus propios errores y que sepa pedir perdón y perdonar. ¡Cuántas veces no le pedí perdón a Majeaux y ella al parecer nunca me perdonó! ¡Cuántas veces ella no cometió errores también y casi nunca escuché palabras de su boca para pedirme disculpas!

En esta relación hubo orgullo por parte de ambos, y al parecer alguien nunca pudo tragarse su orgullo.

Fue así que oficialmente terminamos nuestra relación, el día de hoy, 11 de octubre, en nuestra trigésima segunda cita. Fue un noviazgo de cuatro meses y medio. Duramos aproximadamente cuatro meses saliendo antes de ser novios. Nos conocimos por internet. Nunca había pasado tantas cosas bonitas con una mujer.

Pero bueno, por algo suceden las cosas.

Tras habernos despedido, cada quien tomó su camino. Ella se dirigió en teoría hacia su casa. Yo ya no volteé la mirada. Gracias a que no fuimos al cine, me ahorré dinero. (Ya sé, ¡qué tacaño!)

Más tarde me encontraría con mi verdadero gran amor, Jesucristo. Fui a Il Asoiroir y me presenté ante el Santísimo Sacramento, alcancé a rezar junto con algunos hermanos la Coronilla de la Divina Misericordia. ¡Hermosa oración! Estuve un rato ante Dios, llorando y pidiéndole por mi corazón y el de mi, ahora, exnovia. Luego pasé a misa, fui a confesarme, comulgué y escuché la palabra de Dios.

Yo desde hace casi un mes que comencé a pedirle fervorosamente a Dios por esta relación. Incluso estaba dispuesto a abandonar la relación por el bien de ambos. Le pedía una señal. Y qué mejor que terminar nuestra relación en la cita número treintaidós, mi número favorito. Claro, yo no pensaba hacerlo, pero la relación es de dos personas y no de una.

Estos días pasados recé algunas novenas y al parecer sí recibí una respuesta. No precisamente la que yo quería; sin embargo, acepté la voluntad de Dios y ahora sigo adelante.

En serio yo deseo la sanación de Majeaux Mará. Deseo que algún día encuentre a una persona que la haga muy feliz, que la acepte completamente y que la respete. Y que ella también ame mucho a su futura pareja. Le deseo lo mejor. Pero más deseo que ella logre convertirse y regrese al verdadero camino de la salvación, que se acerque a Dios, a la Iglesia y que abandone todas esas mentiras de la Nueva Era.

Claro, Dios sabe muy bien por lo que Majeaux está pasando. Él sabe muy bien cómo trabajar. Él en su plena sabiduría sabrá guiarla. Y espero entonces que ella comprenda el por qué de mi insistencia.

Montag, 5. Oktober 2015

Un tesoro histórico

El día de hoy tenía pensado ir nuevamente a la Librería Paulinas, la cual se encuentra sobre la calle Padre Mier en el centro de Harlzbornn. Quería conseguir los tomos III, IV y V de la colección de la "Historia de la Iglesia Católica" de la gran editorial española BAC (Biblioteca de Autores Cristianos).

Ya sabía muy bien en cuánto estaba el precio de estos libros. No quería sacrificar mi dinero pero tampoco podía dejar pasar esta gran oportunidad

Samstag, 26. September 2015

El tesoro de la Librería Paulinas y una confesión sabatina

El día de hoy mi novia y yo habíamos planeado vernos en el Parque Fundidora poco antes de las cuatro de la tarde. Yo me encontraba todavía en el trabajo cuando ella me mandó un mensaje para avisarme de un cambio de planes, ya que ella no me vería hoy, sino que iría con sus tíos para asistir a una misa en honor de su mamá, que falleció hace casi un año. Le dije que no había problema y entonces yo decidí también cambiar mi rutina para el día de hoy.

Salí a las dos y media del trabajo. Tomé la ruta 134, donde dormí gran parte del viaje, para arribar al centro aproximadamente media hora después. Tras haber sacado efectivo de un cajero, caminé por las calles del centro para llegar a la avenida Pino Suárez, donde tomaría la ruta 1 para llegar luego a la parroquia de Il Asoiroir. Fue casi a medio camino, cuando iba por la calle Hidalgo a la altura de la calle Garibaldi, que recordé que posiblemente estaría abierta la librería Paulinas. Me decidí a cambiar de rumbo y asomarme a este lindo lugar.

Y acerté en mis pensamientos: la librería se encontraba abierta. Sin dudar entré y saludé a la religiosa que labora ahí. Ella misma fue quien me recibió y tomó mi mochila para guardarla en la paquetería. Me quedé unos pocos segundos viendo libros en la sección de "Espiritualidad", sin hallar algo sobre la Nueva Era. Seguí caminando y hallé algo para mi enorme sorpresa: la colección completa de la "Historia de la Iglesia Católica" de la gran editorial española BAC (Biblioteca de Autores Cristianos).


¡Por Dios! Se encontraban tan solo a unos centímetros de mí los cinco tomos de la colección que tanto anhelo poseer y disfrutar. Yo actualmente tengo los primeros dos tomos. El primer tomo lo conseguí en la librería Beityala, en Nibelünge. El segundo tomo lo encontré en la Feria Internacional del Libro de Monterrey 2014, hace casi un año, en el puesto de la Librería Parroquial de Clavería. ¡Qué grandes regalos de Dios!

Curioseé más libros. Decidí tomar dos libritos sobre novenas. Ambas son para cubrir mis necesidades anímicas y espirituales: "Novena para sanar de las ansiedades y nerviosismos" y "Nuestra Señora Desatadora de Nudos".


Hace unas semanas, cuando mi novia y yo pasamos días discutiendo a través del WhatsApp, y mientras yo buscaba una forma de reconciliarnos, ella sentía que yo la presionaba mucho y notó un excesivo interés mío sobre ella que me dijo que le daba miedo mi "obsesión". Me dio mucha pena leer eso sobre mí. Sé que sí me he comportado así con ella. Yo incluso hace dos fines de semana, cuando me desahogué frente a ella, le dije que yo tenía cierta ansiedad, que no me deja dormir.

Pero esa ansiedad la he tenido por mucho tiempo. Por muchos años mi mente nunca descansa, siempre buscando algún pensamiento, queriendo hacer algo, resolver algún problema. He sufrido de insomnio por bastantes noches. Sé muy bien que tengo que trabajar esto. Y qué mejor que pedirle directamente a Dios que me sane.

Poco antes de salir, recordé que necesitaba encontrar un documento eclesiástico. Aquél sobre la Nueva Era. Sólo recordaba parte del título en inglés: "Jesus Christ the bearer of...", sin poder recordar cómo terminaba. Se me venían a la mente las palabras "agua" y "vida". Utilicé mi celular y accedí al internet para aclarar mis dudas. El título es "Jesucristo, portador del agua de la vida".

Me acerqué a la linda muchacha del mostrador para preguntarle si tenían dicha publicación. La buscó en el sistema y me dijo que sí, que tenían seis copias y que tenía el número "155". Nos acercamos entonces al estante donde se encuentre todos los documentos pontificios y fui yo quien no tardó en hallar el librito que buscaba. Se me ocurrió indagar el documento de San Juan Pablo II sobre la teología del cuerpo pero no vi nada. Minutos después de encontraría pagando mis dos novena y este pequeño libro.


Ahora sí tengo mucho que leer y sobre qué informarme. Quiero conocer muy bien el tipo de cosas que podría estar mi novia aprendiendo en sus tantos talleres. No quiero que se pierda y crea en cosas contrarias a nuestra fe católica.

Al salir de esta librería, me dirigí hacia la avenida Pino Suáreaz, donde tomaría la ruta 1 para ir a Il Asoiroir a misa, específicamente a confesarme. Durante el trayecto comencé a leer el libro sobre la Nueva Era. Ya eran cerca de las cinco de la tarde. Cuando entré al templo había una misa para una quinceañera. Yo me senté casi atrás, del lado derecho de la asamblea, cerca del confesionario. Cuando se terminó la misa decidí sentarme en la banca que está puesta para los que buscan la reconciliación con Dios. A una señora que se encontraba ya sentada le pregunté a qué hora había confesión y me respondió que a partir de las seis de la tarde.

Pronto comenzó la siguiente misa, en esta ocasión ahora fue de una boda. Lo que pude notar fue que los novios eran muy jóvenes, probablemente más jóvenes que yo, y eso que yo tengo veintiséis años. Lo noté en el rostro del novio, muy delgado, sin muestras del paso de los años, y por las jovencitas que eran las damas. Éstas poseían cuerpos delgados y esbeltos, rostros juveniles. La novia se veía más grande por el maquillaje, pero en sí eran todos muy jóvenes.

Pocos minutos después fue un sacerdote al confesionario y en menos de quince minutos yo ya me encontraba nuevamente con la gracias de Dios. A pesar de haberme confesado, no me quedé a escuchar la misa completa. Nadie me lo impedía, pero no me sentía a gusto en una boda. Así fue que me salí y me dirigí a la avenida Garza Sada donde tomaría la ruta 1 para luego, sobre la misma avenida, más adelante tomar la ruta 211 York y arribar a mi casa.


Originalmente tenía pensado ir al Parque Fundidora, indagar sobre los eventos culturales de Las artes a la calle y del Tour de cine francés en la Cineteca, pero como presentía que mañana no iría a ninguno de esos eventos con Majeaux, mejor quise ahorrarme tiempo y energías y me fui directo a la casa.

Donnerstag, 24. September 2015

Soñando con mi futura hija

En la madrugada de este día tuve un sueño en el que mi esposa, actualmente mi novia, Majeaux Mará daba luz a una niña. La bebé tenía la carita un poco deforme, rara. Parecía como si ésta no se hubiese desarrollado bien. Sin embargo, yo nunca vi nada negativo en esto. Al contrario, sentí mucho amor por mi hija. Mi mamá y mi hermana Adgrielle me acompañaban en el hospital. También soñé con cosas del trabajo. Pero lo más importante del sueño fue que tenía una linda bebé. Recuerdo pocas escenas donde veía a Majeaux Mará. Me sentía tan afortunado y bendecido. Espero algún día de estos Dios me da la gracia de ser padre.

Sonntag, 20. September 2015

De centeno y cumbres

Finalmente hoy terminé de leer The Catcher in the Rye, novela escrita por J. D. Salinger a casi mediados del siglo pasado. Siendo sincero, esta obra nunca fue de mi agrado, debido al vocabulario del rebelde e inmaduro Holden Caulfield, quien sufre de las desventuras de ser adolescente, a pesar de tener una educación privilegiada pagada por su padre, viviendo entre tantos vicios y actitudes torpes.

Este libro consta de veintiséis capítulos. En teoría debí de haberlo terminado en menos de un mes, en cuatro semanas. Pero como podemos recordar, hace poco menos de dos semanas tuvimos Majeaux y yo algunas diferencias en nuestra relación, lo cual me quitó varias noches el sueño y las ganas de leer. Esos días no realicé muchas actividades de mi agrado. Fue hasta que ella y yo nos reconciliamos cuando volví a retomar mis actividades recreativas, al igual que ella las suyas.

Mi idea era que para el día de Independencia (16 de septiembre) yo terminara este libro. Esa noche quise recuperar el tiempo perdido y leí cuatro capítulos (del dieciséis al diecinueve). Al día siguiente leí los siguientes tres y el viernes descansé, por lo que el sábado (19 de septiembre) tuve que terminar los últimos cuatro capítulos, tomando descansos entre capítulo y distrayéndome un poco.

La lectura fue algo sencilla. El vocabulario es muy coloquial, informal, pues la narración es relatada por el joven de preparatoria. No tuve tanta dificultad al leer los capítulos. Pero eso sí, nunca me gustó la historia. Tantos vicios, cigarros, bebidas alcohólicas, tanta inmadurez y tanto dinero echado a perder.

No me sorprende que los muchachos de las preparatorias de los Estados Unidos lean comúnmente esta obra en sus clases de literatura.

Y ahora que terminé de leer este infierno, proseguiré a partir de ahora domingo con el siguiente libro de mi lista: Wuthering Heights de Emily Brontë.


Esta obra la conocí de nombre hace ya varios años, seguramente cuando me encontraba en la universidad. Normalmente son las mujeres las que leen esta historia, llena de amor, pasión y venganza. Si hay algo que me encanta, es la pasión y el romance. Cómo me encantan esas emociones fuertes, los enamoramientos, las miradas, el drama, las lágrimas, la rabia y el dolor: ¡Eso es pasión!

Esta obra consta de treinta y cuatro capítulos. La idea es leer un capítulo por día. Eso me tomaría poco más de un mes. Y siendo realistas, me tomaría entonces menos de dos meses, un mes y medio para ser optimistas. Tengo que disciplinarme más en mis hábitos de lectura. No lo puedo negar, nunca había leído con tanta regularidad como este año lo he hecho.

Sonntag, 6. September 2015

Majeaux Mará. Cita #28: Nuestra primera misa juntos. Tarot, mentiras y miedos

Hoy fue mi día de descanso. Esta semana trabajé de noche y justamente hoy en la mañana salí del trabajo. Fui directamente a la casa. En unas pocas horas después mi novia se encontraría en su taller sobre tarot terapéutico, sabiendo muy bien que ella me había mentido, diciéndome que era sobre PNL (Programación Neuro-Lingüística).

En la mañana me bañé, lavé algo de ropa y me distraje hasta que después de una o dos horas me dio sueño y me quedé dormido. Estando todavía sobre la cama, tomé varias veces el celular para mirar la hora y ver si tenía mensajes recibidos de mi novia. Cerca del mediodía abrí los ojos y vi que ya tenía unos pocos mensajes de Majeaux. Me había dicho a mí mismo que ya me levantaría para arreglarme y comer, pero mis esfuerzos fuero casi nulos y me quedé una o dos horas más dormido.

Ya me levanté después de las dos de la tarde. Me bañé y me arreglé. Pedí pollo estilo Sinaloa para comer junto con mi mamá, mi tía [Paty] y mi hermana Adgrielle. Durante la comida mi mamá y mi hermana me preguntaron sobre mi novia. Me comentaron que me notaron muy enojado estos días pasados, y que apenas me había contentado. Claro que eso dependía de que mi padre estuvo de visita en la casa esta semana, además de que yo descubrí que mi novia me había mentido. Después de esto me volví a molestar, recordando todos estos malos detalles.

Ya habiendo disfrutado de una enorme comida y estando satisfecho, descansé unos pocos minutos y me alisté para salir ahora sí hacia Il Asoiroir. Me despedí de mi tía y de mi mamá, diciéndoles que llegaría ya en la noche. Fui a tomar el camión y tomé la primera ruta que pasó, la 225 Huinalá. Minutos más tarde, cerca de las cinco y media de la tarde me encontraría en el centro de Harlzbornn, sobre la avenida Pino Suárez y Colón. Ahí tomé la ruta 1 Tecnológico y me dirigí hacia mi destino.

Arribé al terreno de la parroquia poco después de las seis de la tarde. Pero antes de entrar al templo, quise entrar a la librería de éste. Quise buscar si había algo sobre la Nueva Era, pero prácticamente no encontré nada, a excepción de un título que se acercaba más o menos a lo que yo buscaba. "El secreto de Oriente". Lo hojeé un poco, y mencionaba muchas cosas sobre la yoga, pero también referencias bíblicas. Se explicaban varios detalles de esta actividad. Se me hizo interesante, más que nada para entender las cosas que mi novia realiza. Aún así, no habían opciones sobre estos temas, por lo que me decidí preguntarle a las damas del mostrador si tenían más libros sobre la Nueva Era.

La primera mujer que me respondió, que aparentaba más de cincuenta años de edad, mostrándose ocupada atendiendo una llamada telefónica me dijo que aquí no tenían libros de eso, que solo libros católicos. La entendí perfectamente, aunque me faltó darme a explicar. La segunda mujer, que aparentaba menos años, debido a que estaba muy bien vestida y arreglada, me preguntó qué era la nueva era. "¿New Age?", me preguntó, seguramente porque así lo ha escuchado más comúnmente. "¿Como qué viene siendo? ¿Cómo la dianética o cientología?", volvió a preguntarme esta guapa mujer. "Pues no sé mucho de ella, pero seguramente Tom Cruise sabrá algo", dijo cómicamente.

Fue entonces que me atreví a preguntarle, con lágrimas en mis ojos, cómo convencer a alguien de que las prácticas de la Nueva Era son incorrectas. Ella me dijo que exigirle y mandarle a nuestro Dios algo, eso está mal. Uno no puede decirle a Dios qué ser o qué hacer. Le agradecí su respuesta y prometí otro día regresar. Me encontraba triste, pensativo, muy preocupado y temeroso.

Poco antes de entrar a la iglesia, le mandé un mensaje a Majeaux, diciéndole que ya estaba en la parroquia y que la esperaría adentro, que tendría el celular apagado y lo volvería a prender cerca de las siete de la tarde. Entonces apagué mi celular y finalmente entré al templo, el padre se hallaba exponiendo la homilía, y lo primero que hice fue hacer fila para la confesión.

La misa terminó, eran pocos minutos antes de las siete de la tarde y prendí mi celular. Yo seguía haciendo fila para la confesión, aunque quedaban menos de cinco personas antes de mí. Cuando mi celular se terminó de iniciar recibí los mensajes de mi novia, diciéndome que ya se encontraba afuera de la iglesia. Poco después la vi asomarse dentro del templo pero sin poder hallarme y entonces salió. Ya no le quise llamar ni contestar y quise esperar a que ella me encontrara finalmente. Y así fue.

Cuando su vista se dirigió al rincón donde se halla el confesionario, la vi y la saludé. Ella se acercó y al voltear a su derecha, tras unos breves segundos, reconoció que mi intención era confesarme, por lo que me dijo que me esperaría en una banca cercana. Yo no quería que ella estuviese separada de mí y le pedí que se sentara a mi lado, en la fila.

Platicamos un poco. Le pregunté sobre su taller. Yo sabía muy bien que era sobre tarot, lo cual me aterraba, ya que ella me había dicho que era sobre PNL. Para mi fortuna y gran deseo, la siguiente misa comenzaba hasta las siente y media de la tarde, o sea en media hora, y en el intervalo se reza el rosario. ¡Qué hermoso! Así fue como por primera vez rezamos el rosario juntos.

Luego me tocó pasar al confesionario. El sacerdote ya me conoce muy bien de vista y me imagino que ya recuerda cada que me ve cuáles son mis pecados. Así que se puede decir que ya hay confianza. Pero esta vez, por todo lo que ha pasado por mi mente y mi corazón, mis lágrimas no tardaron en salir apenas entré al confesionario. Pedí perdón a Dios por mis faltas. Mi aliento se iba. Mis lágrimas no eran por mis pecados, sino por la situación con mi novia.

Al final le pregunté al padre "Padre, ¿cómo puedo convencer a alguien de que las prácticas de la Nueva Era están mal?". El sacerdote se me quedó mirando y me respondió tras un suspiro, "Trae a esa persona a la Iglesia, acércala". Mejor consejo no me pudo dar, aunque esperaba más de su respuesta. "No es algo que se razone" me dijo, poniendo su dedo índice en mi cabeza, "sino algo que se experimente", moviendo ahora su dedo a mi pecho, cerca de mi corazón.

Entonces le agradecí, secando mis lágrimas, recobrando el aliento y nos despedimos. Saliendo del confesionario mi novia se acercó y nos tomamos de la mano. Fui yo quien la dirigió a una banca y nos sentamos en la esquina de ésta. Seguimos rezando junto con los fieles presentes el rosario. Yo me seguía sintiendo nervioso. Ella seguramente me notó "raro". Poco a poco fui recobrando la paz. Me sentí tan bien al escuchar a mi novia rezar el rosario, junto conmigo, en la iglesia, en la casa de Dios. ¡Qué hermoso!

Después de esto, cerca de las siete y media de la noche, terminamos toda la asamblea la oración del rosario y comenzó entonces la misa. ¡Por fin nuestra primera misa juntos! Todo marchó con tranquilidad. Escuchamos las lecturas, el Evangelio, nos dimos la paz con un beso y fui a comulgar, mientras ella se quedó sentada, haciendo oración, reflexión o comunión espiritual. Al final de la misa dieron los típicos avisos de los grupos juveniles, sorteos, y hubo una intervención muy graciosa de una botarga en forma de Minion.

Salimos del templo, y nos dirigimos a la calle de 2 de abril, donde había dejado ella estacionado su auto. El recorrido sería su habitual "zona de comodidad", yéndose todo derecho por esta calle, pasando por la colonia Nuevo Repueblo, Independencia, hasta la altura de la avenida Cuauhtémoc, para más tarde irse por la Calzada Madero y más tarde dar vuelta en Churubusco sobre Miguel Alemán.

En el trayecto fuimos platicando sobre su compañero del trabajo [Otoniel] y su amiga [Beatriz], quienes ella considera que formarían bonita pareja. Ella ha venido siendo para ellos su Cupido. Majeaux, entre la plática sobre ellos, reconoció algunas cualidades de su compañero, como su gran habilidad con las mujeres, además de haberse referido a él, aunque jugando, como su mejor "amiga". ¡Su mejor! ¡Cómo no tener envidia cuando yo no soy su mejor!

También le platiqué de cosas de mi trabajo, de la rutina, de aburrimientos. Y cuando nos acercábamos a nuestro destino, ella finalmente soltó la verdad, ¡a medias! Yo ya sabía que ella había tomado un curso de tarot terapéutico, cuando ella me había dicho dos días antes que era sobre cosas del subconsciente. Me dijo que tomaría, como si se tratase del futuro, un taller de tarot. Claro que no escondí mis pensamientos ni mis temores.

Le pedí que fuera cuidadosa con todas esas cosas. Expresé mis debilidades y miedos. Casi al llegar a su colonia, se estacionó y me desahogué un poco, sin llorar pero reteniendo unas pequeñas lágrimas en mis ojos. Le dije que la quiero mucho. Que no quiero que se pierda en esas cosas. Ella, muy segura y con semblante tranquila y su voz madura, me dijo que no estaba perdida, que estaba aquí conmigo, recibiendo una caricia en la cabeza.

Tras unos minutos de mostrarme débil y miedoso, la abracé, como siempre siendo yo el que se inclina hacia ella. Me despedí de ella, con un beso trémulo y me despedí de ella. Salí de su auto y no volteé hacia atrás. Ella siguió su camino a su hogar. Yo esperé entonces el autobús llegara para así arribar yo a mi casa. Me sentía muy triste y preocupado. Triste porque mi novia me mintió, preocupado porque veo cómo ella sigue involucrándose en actividades de la New Age. ¡No la quiero perder!

Freitag, 4. September 2015

Mi novia y la Nueva Era

Al día de hoy llevo tres meses de noviazgo con Majeaux Mará, con quien me he sentido muy amado y afortunado. Ella y yo nos conocimos por internet hace casi siete meses, a finales de enero. Una de las cosas que siempre he buscado en una mujer es que sea católica, y entre más practicante mejor. Inicialmente creí que Majeaux era practicante, o al menos que lo hace con gusto. Pero poco a poco, todo este tiempo, me he dado cuenta que ella se ha ido sumergiendo en las tenebrosas profundidades de la Nueva Era, lo cual me disgusta del todo y cada vez más me da miedo perderla.

Su mamá falleció hace casi un año. No tuve la fortuna de conocer a su mamá, pero por lo que me ha contado mi novia, ella fue una mujer de una gran fe. Demasiada. Me hubiese gustado haberla conocido. Cómo me encantaría que mi novia compartiese esa pasión por Jesucristo, que se acercara con piedad a los pies de Nuestra Señora y siempre tuviese presente a los ángeles y a los santos. No pido que sea perfecta, pues yo tampoco lo soy, mucho menos espiritualmente, pero deseo tanto que se acerque más a Dios y conozca la Verdad, el único camino al Cielo.

Ella ha incursionado en clases de belly dance, y ahí fue donde la invitaron a un grupo de yoga. En ese otro lugar ha aprendido sobre las "constelaciones familiares", tu "niño interior" y otras filosofías. Ha aprendido sobre PNL (programación neurolingüística), pero sé que en el mismo lugar donde toma esos cursos también enseñan sobre el tarot. ¡Por Dios!

Al saber este último detalle, me da muchísimo miedo que ella tenga el deseo de conocer sobre este tema. Varias veces que hemos salido juntos he descubierto que le llaman la atención estos temas ocultos. Ella dice que practica yoga para mejorar las posturas. Ella considera como artesanías algunos productos esotéricos. Ella toma como consejos las predicciones y palabras del zodiaco. ¿Y ahora qué sigue?

Mañana tomará un curso, según lo que ella me dice, de PNL de casi ocho horas, y el domingo será igual. Lo que me da pavor es que entre al curso de Tarot, que también será impartido mañana. Ésto lo descubrí porque le dio Like en Facebook hace minutos a una publicación de la mujer cuya casa es usada para estos cursos, quien al parecer impartirá el curso de esta práctica anticristiana.

No digo que mi novia sea un completo caso perdido. En ocasiones me ha comentado que ha tenido la inquietud de saber más sobre la Biblia. Sé que ella no se ha apartado completamente de Dios, ¿pero por qué parece que cada vez más se aleja? Siento que se ha dejado seducir por prácticas paganas, alegorías tontas y sin trascendencia. Reconozco que ella, al igual que todos, tiene una gran necesidad espiritual. Pero veo que ella está buscando esa orientación y sustento en el lugar equivocado. ¿Acaso hay alguien más grande que Dios?

Yo sé muy bien la respuesta, pero yo deseo que ella conozca el camino correcto a la verdadera liberación, a la paz. Yo deseo con tanta pasión que ella se convierta, que experimente un encuentro con Cristo. Que se arrepienta de haber perseguido tantas falsedades de la Nueva Era y que sea firme en su fe. No pido que sea perfecta: Solo pido que se convierta.

Por esta razón mi corazón sufre. Me siento tan triste, desesperado. A veces no sé si nuestra relación durará para siempre, como lo había contemplado. La quiero mucho, bastante, porque con ella me siento amado y ella ha correspondido mis atenciones. Pero me encantaría que compartiésemos una devoción profunda hacia Dios.

Yo quiero salvarla, que con la ayuda del Espíritu Santo se convierta.

Freitag, 21. August 2015

El ruiseñor en el centeno

Hoy finalmente terminé de leer uno de los varios libros que tengo pendientes por leer: To Kill A Mockingbird. A finales del año pasado y principios del presente me propuse como meta leer ciertos libros, e incluso había pronosticado cuánto tiempo tardaría en terminar de leer cada libro de esa lista. De tal listado, llevo tres libros terminados: The Last Tycoon de Francis Scott Fitzgerald, Quiet de Susan Cain y To Kill A Mockingbird de Harper Lee.


En teoría, el libro de Harper Lee debí terminarlo en un mes, pues tiene treinta y un capítulos; pero la realidad fue muy distinta a lo ideal y tardé más de dos o tres meses en acabarlo. Aunque en tal lapso, conseguí la película que fue filmada pocos años después de haberse publicado la historia y así pude entender capítulos que me encontraba leyendo y fragmentos posteriores que me fueron más fáciles de comprender, sin embargo todavía me quedan algunas dudas de la historia.


Tras haber celebrado mi logro personal de leer un libro más y tener un libro menos pendiente en mi lista, me propuse continuar con mis objetivos, seleccionando al siguiente libro de la lista: The Catcher in the Rye. Este título lo conseguí, al igual que su predecesor en la lista y muchos otras obras más, hace casi dos o tres años en la librería Gandhi, en el centro de Harlzbornn, sobre la calle Hidalgo. Pero como muchas veces, prácticamente no leía ningún libro, solamente los acumulaba, pues ya me encontraba en ese entonces trabajando, tenía dinero y comenzaba a conseguir las tantas cosas que desde hace mucho quería tener.


Esta obra de J. D. Salinger la había hojeado hace muchos meses atrás, y noté cómo se encuentra la historia redactada, contada por un chico de preparatoria. Definitivamente no es el tipo de historia o escritura que me gusta leer, y lo digo con todo el respeto para el autor. Mis preferencias literarias son aún más clásicas, o con más años o siglos de antigüedad. Lo que a la mayoría de la gente le aburre, a mí me encanta. Me gusta lo "anticuado".

Es así que planeo terminar esta obra en menos de un mes, tomando en cuenta que son 26 capítulos, poco menos de 280 páginas en total. No solo para decir que voy avanzando en mi meta de lectura, sino también porque este libro, hasta el momento, no me gusta y entre más pronto lo termine, podré disfrutar de otro libro que sí me agrade.